miércoles, 22 de noviembre de 2006

Borat: cocina-fusión

Éxito arrollador en USA, a pesar de estar elaborada con ingredientes muy económicos, Borat es uno de los mejores hallazgos de la cocina-fusión que se ha servido en las pantallas en los últimos tiempos. Su innovador emplatado hace difícil colocarle una etiqueta: ¿falso documental?, ¿hard-reality?, ¿tomadura de pelo?
Perfecta en su duración, ofrece algunas perlas sublimes, no siempre proporcionadas por el magnífico chef y alter ego de Borat, Sacha Baron Cohen, sino a menudo aportadas por involuntarios pinches que, aquí está la gracia, se retratan a sí mismos como lo que son: fanáticos, patanes o, sencillamente, imbéciles, según los casos.
Por estar entre fogones, me decantaré, de entre tantos sabores sublimes, por la cena a la que se presenta Borat tras unas supuestas lecciones de buenos modales; por el resultado (brutal), se diría que el encargado de dárselas fue el peor elemento de un presidio siberiano.
Tras las flores, una advertencia: que nadie piense que estamos ante algo así como la reinvención del cine, algo que parece desprenderse de algunas críticas que ha recibido la película; sigue siendo el mismo negocio de siempre: una cámara, un director y unos actores, sólo que no de la forma en que estamos acostumbrados a entender estos elementos.
Veredicto: para amantes de los platos diferentes, transgresores; breve pero suculenta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tiene buena pinta, pero no deja de recordarme el estilo de Michael Moore, aunque sea para satirizarlo...Esperemos que no se abuse de la receta, y acabemos odiando el menú...
Arguiñano